Sorpresas para seguir disfrutando

Sorpresas para seguir disfrutando

El deporte nos apasiona por lo que tiene de épico, de desafío, de diversión... y también de sorprendente. Nunca, ni siquiera en las circunstancias más evidentes, podemos estar plenamente convencidos del desenlace de una competición. Lo inesperado, lo imprevisto e incluso lo inexplicable puede hacer cambiar en un pestañeo el guión más sólido que hubiéramos preconcebido. Y en esa incertidumbre radica buena parte de su grandeza, como hemos podido comprobar a lo largo de la temporada 2008 de las disciplinas del motor (y como habrá ocurrido en cualquier otra especialidad). Las carreras, por mucho que se intente asegurar la jugada, no son una ciencia exacta y por eso mantienen emoción e interés inalterados hasta prácticamente su conclusión.

Pero también cuanto las rodea es fuente inagotable de asombrosas paradojas. Nadie hubiera apostado este año por un triunfo de Alonso, nadie se imaginaba a un señor tan formal como Mosley vestido de cueros, nadie veía a Lorenzo poniendo contra las cuerdas a Rossi y compañía, nadie concebía un Dakar en Suramérica... y, sin embargo, ahí están. No han sido inocentadas porque el día para ellas es hoy y todo esto ha venido ocurriendo durante los últimos meses para nuestro regocijo (en muchas ocasiones), sorpresa (en la mayoría) o decepción (sólo en casos contados). Por todo, nos gusta y nos seguirá gustando el deporte, seguiremos levantándonos cada día esperando un nuevo pellizco del destino que nos haga más llevadera nuestra cotidianidad.