Barça, Camacho, galgos y podencos

Barça, Camacho, galgos y podencos

Iba el partido ya cuatro a cero y la jugada me sorprendió hablando por teléfono con Juan Cruz, mi barcelonista de cabecera. La jugada fue repentina: una ráfaga blaugrana entró en el área, dribló a Aranzubía, éste le zancadilleó y la ráfaga (que llevaba melena), cayó con estrépito. Medio distraído como estaba por el teléfono, pensé que se trataba de Messi. De repente le vi el brazalete. ¿Puyol? ¡Era Puyol! ¡Cuatro a cero y el 'stopper' que irrumpe en el punto de penalti contrario y saca penalti y expulsión! Fue el quinto. Cincuenta puntos. Y 59 goles, que multiplicados por dos da 118. Los 107 de aquel Madrid peligran...

Y mientras, pensé, en el Madrid se discute un día tras otro si son galgos o podencos. "Lo que importa es la institución", dice Raúl, que hoy juega su partido 501 de Liga como madridista y que si se le da bien la tarde y marca dos goles habrá igualado los 307 de Di Stéfano. Pero a mi alrededor escucho un rumor que me indica que las cosas aún no están calmadas. Hay prisas por meterle prisa a Boluda para que haga elecciones ya o ya, y él no se quiere dejar meter prisa. Ahora el debate será: ¿elecciones ya o en verano? ¿Son galgos o son podencos? Me temo que la salida de Calderón no traerá la paz.

Y en medio de todo, Camacho como enemigo. Como enemigo cordial, sí, pero como enemigo. Carne y sangre del madridismo, sí, llega al Bernabéu a por los puntos. Se hace raro verle en el bando contrario, pero ¡se hace todo tan raro en el Madrid estos días! Supongo que el Bernabéu estará en principio tranquilo y expectante, pero no me quiero hacer idea de lo que puede ocurrir si al final hay empate, no digamos ya victoria visitante. "Esta situación sólo se calma con buenos resultados", decía ayer Juande. Su flema va a ser puesta a prueba estas próximas semanas. El Madrid le necesita más que a nadie.