El balonmano hace el ridículo

El balonmano hace el ridículo

Nunca habíamos perdido frente a Corea, nunca habíamos quedado más atrás del undécimo puesto en un Mundial, nunca habíamos jugado tan mal, nunca habíamos desperdiciado tantas ventajas y en la historia del balonmano quizá nunca un equipo de once jugadores perdiera contra uno de seis. Porque Corea jugó ayer con sólo seis jugadores de campo. A las pruebas me remito: Jeong y Kim jugaron los 60 minutos; Lee, 59; Park, 58; Yu, 57; Oh, 47. Jugadores, además, más bajos y corpulentos que los nuestros, que la raza asiática no está dotada para un deporte de choque como es el balonmano. La Selección ha hecho su mayor ridículo en este Mundial y punto. Juan de Dios Román no ha podido comenzar su mandato de peor manera.

Corea ha entrado en la historia del balonmano español, igual que Angola entró en la del baloncesto cuando nos ganó en los Juegos de Barcelona. En el enfrentamiento de ayer no cabe achacar la derrota a la mala suerte y menos aún al supuesto arbitraje sibilino en el que se escuda Valero. Los coreanos perdieron más balones y sufrieron más expulsiones que nosotros. Pero, como sucediera ante Croacia el día anterior, no las aprovechamos. El despropósito de la Selección queda reflejado cuando a falta de cinco minutos y con empate a 22, Park comete penalti y expulsión. Pues ni metimos el penalti ni ningún gol en el tiempo que Corea jugó con uno menos y con los otros cinco jugadores agotados. Difícil que aposta las cosas se puedan hacer peor.