Parar, rebobinar, congelar. No se aprecia nada. Quizá desde otro ángulo... Quizá. El penalti de Medina Cantalejo en San Mamés sigue la estela del de Pérez Burrul en el mismo escenario y casi con idénticos actores. Pudo decantar la eliminatoria de cuartos de final de Copa. Todo se quedó en los daños colaterales de esas cuatro tarjetas, cuatro, mostradas todas a los sportinguistas. Son arbitrajes, cuando menos peculiares, de colegiados que han alcanzado la internacionalidad. Pero que estos árboles no nos impidan ver el bosque de la mejoría experimentada por los de Preciado. Buen partido con algunos nombres propios destacados, que dejan pronóstico favorable para la vuelta en El Molinón, donde no será fácil y un gol en contra haría mucho daño. El ambiente será de lujo.

La ilusión ahora es la Copa, pero lo inmediato es la Liga. El denominado centro geográfico de España, que no es tal, aguarda a los rojiblancos en la llanura que acoge a su estadio, pero a lo lejos se adivina de nuevo el Tourmalet, o Angliru, liguero. El Getafe aparenta haber retomado la normalidad tras peligrar la continuidad del Pato, aunque su juego en las últimas jornadas está haciendo sufrir a su hinchada. Preciado volverá a los cambios para seguir oxigenando su plantilla. Y en la puerta dará descanso al reafirmado Sergio. Quiere estos puntos pero mira de reojo la apetecible Copa. Hay que evaluar desgaste físico y tarjetas sin renunciar a nada. La buena noticia es que en San Mamés el equipo recuperó el pulso y que los llegados del filial están que se salen. No es poco.