Aquellos profes malos y buenos

Aquellos profes malos y buenos

Dicen, y lo comparto, que nacemos con una maldad intrínseca que la sociedad va corrigiendo. Si uno no se engaña y tira de memoria, seguro que recordará lo malos que llegábamos a ser cuando éramos pequeños. En el colegio no hay piedad, y cada defecto es motivo de escarnio, tomadura de pelo y demás lindezas de la niñez. De aquello tampoco se libraban los profesores. El que era bueno, aquel que te dejaba salir cinco minutos antes, no te castigaba o era comprensivo, terminaba engullido. El otro, el que era duro, inflexible e intransigente, el cabrón vamos, tenía el respeto de la clase. El tiempo te enseña lo injusto de aquel baremo, el error de hacérselo pasar mal al aliado y respetar al enemigo. A Lotina, le ha pasado algo parecido con el asunto de Omar Bravo.

El de Meñaka lleva tres semanas explicando el caso Omar. Matizando porqué lo llevaba convocado, explicando porqué no jugaba o cómo avanzaban los contactos. Mientras, Omar negociaba con Tigres y el Depor y callaba. El mexicano se fue por la puerta de atrás (hasta le mintió a Lucho Malvárez, intermediario de la operación, en la hora de su salida) y sin despedirse de la afición como prometió tras el choque del Aalborg. Su adiós fue en Localia (felicidades compañeros) en una entrevista de tonos grises, de "malentendidos", de tirar la piedra y esconder la mano. Ayer Lotina explotó,y hasta que haya un careo cada uno es libre de creer a quién quiera. En la fe, me quedo con lo que me enseñó la experiencia: el tipo que merecía la pena siempre fue el profe bueno.