Es razonable que los futuros candidatos a la presidencia del Madrid pretendan impactar con nombres de entrenadores de tronío. Es lógico que Florentino Pérez y su mano derecha, Jorge Valdano, toquen el mercado de lo más selecto: Wenger, Ancelotti... Todo lo bueno que pueda incorporarse al Madrid ha de ser bienvenido y premiado por los socios electores. Pero cuidado, lo mismo el madridismo ya no se deja asombrar por nombres, por figuras de primera página de periódico. La afición está altamente sensibilizada en cuanto al entrenador ideal, escamada hasta el hartazgo desde que Del Bosque hiciera la maleta por orden del propio Florentino. El ex presidente y futuro candidato no debería equivocarse en la elección de técnico, porque quizás ya no enamoran los superstars y sí los currantes serios y contrastados en la presión del club. Ojo a las encuestas.

Me refiero, claro, a que hace bien Florentino (o aquel candidato que quiera presentarse) en reflexionar sobre el valor de Juande. Se le acusa de perder con el Barça y con el Liverpool. Conviene recordar que aterrizó en Valdebebas cuarenta y ocho horas antes de viajar al Camp Nou y es verdad, sí, que falló ante los ingleses (goles ilegales al margen). Pero esto es fútbol, no una ciencia exacta. Imaginemos que a Juande le traen a Cristiano, Kaká y Cesc. Supongamos que desde el primer día pone al equipo en su peso y forma. Pensemos en que hace la limpia de vestuario que todos tenemos en la cabeza. Entendamos que maneja el timón de una plantilla sólida y no cargada de lesionados. Juande no es un mal entrenador, sino todo lo contrario. Quizás el madridismo global no vea en el banquillo el problema que algunos quieren ver.