Esto no ha sido fácil. La frase no es mía. Es de Gregorio Manzano tras sellar virtualmente una permanencia que ha costado sangre, sudor y lágrimas. Llega tras una victoria que los bermellones obtuvieron jugando bien en la primera parte y de forma desordenada en la segunda. Perdonaron tanto y lo vieron tan fácil que a punto estuvieron de cometer un desliz, lo cual hubiera sido imperdonable. Se refería Manzano con su reflexión a lo mucho que ha costado salir este año del agujero en el que anduvo metido el equipo durante media Liga. Como se suele decir veíamos al Mallorca con 'mala herida'. Por suerte se pudo curar a tiempo, pero eso no nos debe hacer olvidar los graves síntomas de esta temporada.

Hagamos un poco de memoria. El equipo no daba una a derechas, los jugadores comenzaban a no creer que aquí hubiese futuro, seguramente porque el club era un disparate, un equipo sin club. Esto nos demuestra que aunque los jugadores son los grandes actores, tiene que haber un motivo para jugar, una afición y un club que marque el rumbo. Y en ese sentido merece una dedicatoria el entrenador, Manzano, cuya mayor virtud fue su convencimiento.