El COI va estrechando el cerco

El COI va estrechando el cerco

Los positivos que el COI ha descubierto ocho meses después de los Juegos de Pekín tienen una doble lectura. Por un lado demuestran cómo los deportistas son capaces de burlar los controles convencionales. Por otro, cómo los sistemas de detección van mejorando y cada vez dejan menor margen para sobrepasar la raya. Pero aún así hay quien se arriesga y miedo me da esto. Si los deportistas estaban advertidos de que la EPO CERA se iba a poder detectar, aunque haya sido con retraso, y pese a ello al menos seis se expusieron a que les pillaran, ¿cuántos habrán competido con aquellos productos indetectables? Uno es, por ejemplo, la hormona del crecimiento, un potentísimo anabolizante, invisible todavía en los controles antidopaje.

Mas no sería bueno perder la credibilidad en todos los grandes ídolos. Distinto es el caso de Ramzi, atleta de enormes altibajos. Ramzi corrió en 3:30 minutos en 2004 y después cayó eliminado en las semifinales de los Juegos de Atenas; reaparece al año siguiente y gana los 800 y los 1.500 metros de los Mundiales. En Pekín se apuntó a los 1.500 y a los 5.000, distancia donde no salió tras ganar la primera. Descalificado Ramzi, Higuero sube al cuarto lugar, que sabe a poco porque Ramzi nunca tuvo que haber corrido esa carrera. Si hubiera sido así, los kenianos lo mismo no tiran para intentar eliminarle, y en una final lenta Higuero hubiera tenido sus posibilidades. Una pena que los tramposos pueden cambiar así el curso de la historia.