El portero ha hablado bien clarito
Miguel Ángel Moyá ha lanzado un órdago al club. Espera que no se repita lo del verano pasado. Dice que eso de pedir mucho dinero por su traspaso pero luego a él no pagarle según esa tasación no es coherente. A Moyá se le entiende todo y se nota que la lleva clavada desde el verano pasado cuando rechazaron el ofertón del Valencia, que según se dijo pagaba ocho millones de euros. A Moyá no le dejaron subirse a un tren que pasaba por su puerta porque el Mallorca no se atrevió a venderle después de todos los jugadores que se habían ido ya. Este verano, la situación será diferente. Moyá es uno de los candidatos a estar en el mercado y sus palabras le sitúan automáticamente en el escaparate.
Lo que está claro es que el Mallorca no podrá contentar a todos. Si vende, los habrá que digan que el Mallorca siempre vende a sus jugadores y así no vamos a ninguna parte, y si no vende, el que se enfadará será el propio Moyá. Fernando Navarro pasó por algo parecido. Pidió abiertamente que le traspasaran y tuvo que forzar su salida porque no quería dejar escapar la oportunidad de mejorar. Fue sincero y la sinceridad en el fútbol no siempre es aceptada. Gustan más las mentiras y las palabras políticamente correctas.