E l caso de Alejandro Valverde nos genera muchas dudas legales y morales. Para empezar nos preguntamos ¿qué licitud tienen las autoridades italianas para sancionar a un murciano por una presunta infracción que cometió en España en 2004 cuando corría en un equipo, el Comunitat Valenciana, al que ya ni pertenece? No discuto el derecho de Italia a hacer controles antidopaje en su territorio, como ocurrió en la etapa de Prato Nevoso del Tour 2008. Ni tampoco de pedir pruebas a un juez español a través de una comisión rogatoria, aunque lo hiciera aprovechando una ausencia del magistrado titular. Lo que no veo claro es que tenga que ser juzgado allí.

Si hemos llegado hasta aquí es porque en España no hemos sido capaces de resolver los expedientes de la Operación Puerto. No importa de quién sea la culpa: por la tozudez del juez de no facilitar las pruebas, por dejadez de la anterior Federación, por la negativa continua del CSD de que Valverde esté implicado... Mientras aquí discutimos, Basso ya ha cumplido su sanción y puja por el Giro. Y esto me lleva a otra cuestión: si Valverde ha violado el reglamento antidopaje, ¿es justo que no sea sancionado mientras que algunos de sus rivales han sido castigados y otros, como Sevilla o Mancebo, se buscan la vida en equipos y carreras de segunda fila?