Que el brillo no acabe con la crítica

Que el brillo no acabe con la crítica

Resulta estimulante la reaparición de Florentino Pérez. Su dominio de los tiempos ha sido admirable: ha oteado el horizonte, ha sondeado el ambiente y ha querido que el día de su portada, mañana viernes, coincida con el séptimo aniversario del gol de Zidane en Glasgow, el culmen de su mandato. Dicho esto, y reconocida

la impecable puesta en escena, creo que a Florentino le vendrá bien un rival en las urnas, aunque sólo le sirva de sparring. Será positivo que alguien le recuerde los errores cometidos y le señale las debilidades del proyecto. Y la primera, a día de hoy, tiene que ver con el entrenador. En estos momentos se barajan opciones tan opuestas (Wenger, Mourinho) que revelan un rumbo incierto.

Es ilusionante el regreso de Florentino, pero es necesario conservar una voz crítica que compense al ejército de incondicionales. Esperaba que Martínez Bravo ejerciera ese papel, pero sus contactos con la pintoresca precandidatura de Eduardo García le restan formalidad. Queda Onieva, aunque penalizado por su pasado como directivo. Y quedan los periódicos, para ver, oír y contar.