En Montjuïc ya se frotan las manos

En Montjuïc ya se frotan las manos

Dice Jordi que le gustaría volver al Espanyol, pero en los despachos del Olímpic tienen decidido liberar al catalán de su contrato para poder llenar un poquito las arcas de dinero fresco procedente de las Islas. Es bueno, tiene futuro y madera, conclusión: no vale. Lo de siempre. Si fuera por los aficionados blanquiazules, Gómez sería uno de los organizadores del equipo, pero él prefirió la aventura galesa antes que arriesgar con una aventura por Tercera y esperar a que alguien se acordara de él alguna vez. Es lo que hay. Y la jugada les puede haber salido bien a unos y a otros: a él por triunfar y al Espanyol, por ingresar.

Comparte aventuras con el dicharachero Fede Bessone, el centrado Alberto Serrán, el gigantón Gorka Pintado, el prometedor Ángel Rangel y el estilista Andrea Orlandi, su futuro cuñado. Por allí comparten recuerdos de cuando se midieron unos contra otros y se citan para ver los partidos de la Liga, donde aprovechan para debatir, disfrutar con el Barça y sufrir con la marcha del Espanyol, el club que unió a la mitad de los que ahora juegan allí. Es más, de las pocas veces que vieron sonreír a Jordi en un campo fue el pasado verano, cuando los pericos jugaron en Palamós y alguien bautizó a los galeses como el Swansenyol. Cosas del fútbol.