Una de las señas de identidad de Lendoiro es su habilidad para sacar tajada de los descensos. El presidente blanquiazul sabe que bajar es media muerte, y en esa agonía ha pescado jugadores de la talla de Valerón, Makaay, Molina o Capdevila. Los ojos del de Corcubión se han posado sobre Camuñas, un buen pelotero en progresión, que casi taparía de una tacada los previsibles agujeros negros que dejarán Verdú y Lafita. Las características del interior madrileño encajan, y, además, tras la caída del Recre, el jugador está loco por la música.

La vista de Lendoiro apunta a Huelva, pero de reojo mira al Getafe y al drama del descenso. Si el equipo madrileño baja, espera pesca mayor: Granero, Casquero, Del Moral, Soldado... Tanta delicia suelta en el mercado tendrá mil y un pretendientes, pero esas son las aguas en las que mejor recoge redes el de Corcubión. Otra cosa están siendo las renovaciones, en las que los ultimátums del presidente están teniendo tanto valor como las previsiones del Fondo Monetario Internacional. Verdú y Sergio están lejos, pero aún no están rotas las negociaciones; Pablo Álvarez se acerca, pero no está cerrado. Tras dos semanas de avisos, ultimátums lo que se dice ultimátums, no parecen.