El Bayern, siempre jorobando

El Bayern, siempre jorobando

Hay cosas que no cambiarán nunca. El Tendido del 7 de Las Ventas, atragantarte con las doce uvas en el Fin de Año o los pesados burreos de Manolete cada vez que pierde el Madrid. Pero en el paisaje hay otro clásico que se convierte en pesadilla desde que soy niño: la sombra teutona y amenazante del Bayern. Siempre mal encarados con nosotros, capaces de irse del campo en un Trofeo Bernabéu, de poner cuernos a la grada noble de Chamartín (Augenthaler) o de sacar el lado oscuro de nuestro entrañable Juanito hasta arruinarle la carrera. El Bayern es el verdadero enemigo del madridismo. Ni Barça, ni Atleti ni gaitas...

Y ahí están otra vez tocando las narices los jefazos del Bayern: Beckenbauer, Rummenigge y Hoeness. Son los mismos que hace veinte o treinta años, con botas y sin corbata, destrozaron nuestros sueños europeos. Ellos retiraron a mi admirado Amancio (con una expulsión que amargó a mi padre, devoto del gallego), ellos nos clavaron nueve goles en un partido veraniego, ellos partieron la nariz a Roberto Martínez... Ahora se están poniendo chulos con Florentino, que empieza a estar harto de su bávara (y bárbara) bravuconería. Piden 80, 90, 100 kilos... Un disparate. Esto sólo lo arregla Zidane, que tiene convencido a Ribéry. Si lo trae, lo festejo en Cibeles...