Los equipos ya no van de farol

Los equipos ya no van de farol

Comienza hoy una semana determinante para el futuro de la Fórmula 1. Tanto, que de lo que ocurra en los próximos días puede depender que muy pronto dejemos de conocer los grandes premios en el formato que ha estado vigente, con su lógica evolución, desde hace sesenta años. Reconozco que pensaba que todo esto era una partida de póker entre la FIA y los equipos, en la que cada uno jugaba sus cartas sin que faltarán los correspondientes faroles. Que Mosley dice que tiene diez candidaturas de nuevas escuderías, pues la FOTA asegura que tiene otros tantos circuitos dispuestos a acoger un campeonato paralelo. Un tira y afloja propio de cualquier negociación a cara de perro, pero que debía culminar en ese punto intermedio que es el acuerdo.

Sin embargo, durante el fin de semana del GP de Turquía mi percepción ha cambiado de forma radical. Y no sólo como observador a distancia, también después de conocer opiniones muy valiosas de varias personas próximas a todo este entramado. Escuchando su visión del asunto, más todo lo que Carlos Miquel nos ha venido contando puntualmente desde Estambul, el desasosiego se ha apoderado de mi ánimo. Lo de la FOTA me suena a órdago y la actitud casi suicida de Mosley tampoco me parece ninguna broma. Sigo teniendo la esperanza de que triunfe la lógica y todo se arregle antes del viernes... pero sólo eso, la confianza en que ocurra, desde luego que no la seguridad de que vaya a ser así. La fichas se mueven por el tablero, pero el jaque mate puede ser para la F-1.