Federer ha encadenado varios Laureus seguidos, que es como ganar el Oscar del deporte un año sí y otro también, se ha hartado a recoger premios al mejor deportista, y cuando su derrota en Australia ante Nadal este invierno se interpretó como el anuncio de que uno de los mejores tenistas de todos los tiempos entraba en regresión, va y gana el único Gran Slam que le faltaba, el de Roland Garros. Ha bastado un solo momento de debilidad de Nadal en el territorio donde lleva cuatro años depredando, para ser aprovechado por Federer y regresar como el Ave Fénix, pero volando esta vez incluso más alto que nunca. Federer tiene a la vista la posibilidad de recuperar el número uno de la clasificación mundial en Wimbledon.

Creo que el logro conseguido por Federer es una buena noticia para el deporte. Federer da continuas muestras de ser un caballero en las victorias y en las derrotas. No es estridente en sus declaraciones, ni aúlla sobre la pista, es de los pocos que ha llorado su impotencia en público, amigo de Nadal además y pese a todo. Diez años después de que lo consiguiera Agassi, otro tenista consigue sumar los cuatro grandes. Estoy convencido de que somos muchísimos los que nos alegramos de ello. Aunque haya sido a costa de Nadal. Pero, ojo, Nadal tiene la ocasión de conseguirlo también este mismo año si venciera en el Abierto de Estados Unidos. Gloria hay para todos. Federer se la merecía y ya la tiene; para Nadal sólo es cuestión de tiempo.