La historia de una cena que no fue

La historia de una cena que no fue

La historia data de hace un par de meses, cuando el Barcelona era un firme candidato a ganar lo que acabó ganando, o sea la Copa, la Liga y la Champions League, por este orden. Ocurrió que Joan Laporta, el presidente tri-tranquilo, quiso tener un encuentro privado, fuera de las instalaciones del club, con el entrenador que obró el milagro de rescatarlo de una ciénaga. Así que mandó Laporta a un emisario para invitar a Pep Guardiola a una comida o a una cena, "para hablar de fútbol". La respuesta del técnico respondió a su estilo elegante y contundente a partes iguales: "Gracias, pero tengo mucho trabajo".

No es precisamente amor lo que siente Guardiola por su presidente. Sería un buen concurso organizar una gincana entre todos los aficionados, para ver quién encuentra, repasando los miles de imágenes que se publicaron a raíz de la obtención de la triple corona, más de un par de fotos donde el técnico aparezca junto al presidente. Siempre hay alguien en medio, siempre aparecen alejados, porque Pep, que es tan o más hábil que Laporta para lo mediático, siempre se preocupó de que corriera el aire entre ambos.