Qué dirá ahora sir Alex Ferguson? El escocés va a tener que explicar a su afición que lo mejor era dejar marchar a Cristiano por una cantidad a la que no se le puede decir que no (todos tenemos un precio, al final). Que le ha vendido al Madrid no un virus, sino a uno de los mejores jugadores del mundo. Desde el momento en que anunciamos en exclusiva el preacuerdo con el portugués, era inevitable que las cosas acabaran como van a acabar a final de este mes. Porque Cristiano es otro de esos fichajes baratos de los que habla Florentino Pérez.

Porque cuando David Gill se cruzó con el presidente blanco en la final de la Champions la sugerencia fue que todo se podía hablar. Porque Pérez, al igual que Gill, entiende que pagar esa millonada es lo que permite que el mundo del fútbol siga dando vueltas. Pero, sobre todo, porque Cristiano tenía un sueño. Esta vez no tiene que ver con la imagen (Beckham), con un intento de subirse el sueldo (Figo) o con la consecuencia del desencanto con el club de pertenencia (Ronaldo). Resulta que ese niño con cuerpo de superatleta, el último en salir del vestuario porque hay que ponerse guapo, pues ese tipo siempre soñó con jugar en el Madrid. Habrá quien no le crea, quien piense que esa declaración es pura mercadotecnia. Igual es que nos hemos vuelto todos demasiado cínicos.