No fichan, pero habrá superávit

No fichan, pero habrá superávit

La asamblea de socios compromisarios del Barcelona es una reunión anual que, cuando mandaba Josep Lluís Núñez (o sea, durante más de dos décadas), se celebraba en plena canícula, a la hora de la siesta, por lo que la mayoría de los asistentes, ya muy entrados en años, se debatían entre el sopor propio de la época y del momento del día y el que provenía del estrado, donde el presidente y sus acólitos eran capaces de borrarle la sonrisa a Gaby, Fofó, Miliki y toda su numerosa y bullanguera prole. Aquella forma de hacer fue muy criticada, con razón, por Joan Laporta y sus elefantes azules.

Ahora, desde el poder y como con tantas otras cosas, Laporta hace lo mismo que hacía Núñez: las asambleas se celebran en las tardes de agosto, el soci se duerme, desde el estrado se cantan las loas autocomplacientes de la directiva y siempre, pero siempre, siempre, se aprueban los ejercicios con superávit. Este año, el 19 de agosto, no será diferente. Aunque ganar la Copa haya descuadrado el presupuesto; tendrá arreglo. Y es más fácil que así sea cuando se empieza a renunciar a los grandes objetivos del mercado. Viva el superávit.