Una vacuna contra los magnates

Una vacuna contra los magnates

El 30-J pagará el Madrid 94 millones por Cristiano y un día después ya costará más del doble. Tiene sentido el blindaje. A fin de cuentas, el Madrid no tiene accionistas ni mecenas que asuman pérdidas un verano tras otro. El dinero que maneja procede del fútbol: el aforo de su estadio, sus derechos de televisión, su mercadotecnia, el patrimonio que le ha ido dando su historia centenaria (la Esquina del Bernabéu o Las Tablas en este momento).

Y en estas condiciones está obligado a competir con clubes alimentados por un combustible que no procede del negocio, con grandes propietarios que han saltado al deporte desde la envidiable lista Forbes. El fútbol les ha regalado la popularidad que no les dio el dinero. Y gastan en él con el mismo entusiasmo que lo hacen en una flota de yates o en el castillo de Drácula en Brasov, casi siempre por encima del mercado, siempre por encima del tamaño de la entidad que compraron. Y así, ante rublos, dólares o petrodólares que entraron por la puerta de la industria alimenticia, energética o de la comunicación y desembocan en el fútbol, a Florentino cualquier precaución le parece poca.