La canarinha siempre será el fútbol

La canarinha siempre será el fútbol

Ni en cien años más jugando al fútbol serán capaces los norteamericanos de emocionarnos como lo hacen los brasileños. No lo digo como venganza por el estropicio que nos armaron en semifinales. Simplemente conciben este deporte de otra forma. Por eso la final de hoy será espectacular y divertida. Ante los movimientos mecánicos, estudiados, del equipo sorpresa, la canarinha volverá a desplegar todo su catálogo de improvisación. Una sola jugada de Kaká, Robinho, Alves o Luis Fabiano nos acabará levantando del asiento. Luego pueden perder, como perdió España, pero es a ellos a los que esperaremos hasta el último minuto. Aquí en África, también. A la más mínima, el público lanza un grito de admiración que lo dice todo.

Lo de que nacen con un balón en los pies no es una frase hecha. Tampoco lo es decir que viven para el espectáculo. Dunga está respetando ese estilo de juego, el de siempre, pero dotando a su selección de una disciplina necesaria para enfrentarse a las grandes potencias de Europa. Cuatro hombres fuertes y contundentes, los dos centrales y los dos medios defensivos, y un buen portero, forman la base para que los otros seis se diviertan y hagan un poco lo que les venga en gana en ataque. Así de sencillo, sin más historias. Brasil no ha deslumbrado en esta Copa Confederaciones, aunque seguro que en la selección de las diez mejores jugadas hay seis o siete de ellos. No asustan pero son los grandes favoritos para ganar el próximo Mundial.