Acabó por funcionar la autoestima

Acabó por funcionar la autoestima

Un equipo con poco carácter se hubiera dejado llevar ayer. La final de consolación no es plato de gusto para nadie. La Selección, que dio síntomas en el inicio de estar muy tocada por la derrota en semifinales, tiró de autoestima y orgullo de campeón para sobreponerse a un marcador adverso y a unas condiciones que no invitaban a hacer exquisiteces. Además aparecieron los que no son líderes destacados del grupo, aquellos que siempre están a la sombra de las grandes estrellas. Es el caso de Güiza, un delantero extraordinario que se debería hacer valer más. O el de Xabi Alonso, siempre en segundo plano cuando está Xavi en el campo junto a él, aunque sobrado como para echarse al equipo a la espalda en las condiciones más adversas.

Suráfrica nos deja algunas lecciones importantes. La primera es que pese a ser el mejor equipo del mundo desde hace un año, es necesario mantener la intensidad ante rivales menores porque si no te mandan para casa. La segunda es que Del Bosque ha pasado el sarampión de una convivencia larga y las dudas que han surgido deberían ser decisiones firmes cuando lleguen nuevas citas. Está bien que imponga su sello, pero siendo consciente de que hay asuntos irrenunciables, como el del estilo. También ha aprendido que las palabras del seleccionador tienen una gran repercusión y que hay que salvar trampas. En lo positivo, haber conocido lo que nos vamos a encontrar en el Mundial. Ambientes, estadios, traslados y, lo mejor, el cariño recibido.