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Malos tiempos para la lírica

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Scolari es demasiado buena gente para contar la verdadera historia de lo que pasó en el Chelsea, pero alguna perla va dejando desde que se marchó. En el fondo, lo que le gustaría decir es que hay futbolistas en el Chelsea que dictaban las normas (eso le cuenta a Guasch), pero también que muchos de ellos no le hicieron caso. ¿Su crimen? No hablar bien el idioma y tener un modo de entrenar pelín antiguo y totalmente inadecuado para la liga inglesa. Eso pensaban los jugadores que se aburrían con el ritmo de entrenamiento, con los ejercicios, con las histriónicas explicaciones de su entrenador.

Abramovich se dejó guiar por los consejos de uno de los grupos de influencia que se mueven en su entorno (hoy menos influyentes) y prefirió fichar a Scolari por delante de Ancelotti (su opción personal favorita) y de Luciano Spalletti. Perdió la paciencia muy pronto porque los futbolistas de más peso le contaban que no valía la pena insistir con el brasileño y se le echó. Ancelotti se ha dado cuenta muy pronto de que el idioma de Scolari o sus métodos no son el mayor problema que sufre un club que ha crecido demasiado pronto y que tiene demasiados jefes y muy pocos indios. Total que en el currículum del brasileño saldrá que estuvo a punto de fichar por el Barcelona, pero solo a punto, y que fue el primer entrenador brasileño de la liga inglesa, pero que le despidieron. Corren malos tiempos para la lírica.