Sastre está dolido y apenado

Sastre está dolido y apenado

Sastre se siente ninguneado en este Tour. Le entiendo. Tiene que ser duro ver que, siendo el ganador de la última edición, todo el protagonismo se lo lleven Contador y Armstrong. Muy dolido tiene que estar para haber estallado. Porque él es hombre prudente. En sus manifestaciones y en su hacer, que habla como corre: al tran tran y desde la sombra. Pero precisamente esa sencillez y falta de carisma le hacen ocupar un papel secundario ante dos corredores carismáticos donde los haya: Armstrong y Contador. El primero, por ser quien es; el segundo, porque es el corredor destinado a derrotar al heptacampeón del Tour y, sobre todo, porque ataca y ¡cómo ataca! Más largo que Perico y con la contundencia de Indurain.

A Sastre, en cambio, aún no le hemos visto. Sí, está ahí, el undécimo, pero no es momento para reivindicar nada cuando se está a casi cuatro minutos de Contador y a más de dos de Armstrong sin que éste haya dado una pedalada de más en este Tour. El año pasado, a estas alturas, Sastre estaba a 49 segundos de Frank Schleck, y por medio tenía a Kohl, Evans, Menchov y Vande Velde. Cuando dos días después dio el hachazo en Alpe d'Huez, todos los medios glorificamos su gesta y nosotros le dedicamos más de la cuarta parte del periódico. Sastre lo debe de entender. En la prensa deportiva lo que venden son las buenas noticias y en este Tour Sastre no las está protagonizando. Ojalá que sólo de momento. El sábado espera el Mont Ventoux.