Raí fue un futbolista elegante. Un buen 10. Un gran tirador de faltas (Zubi no me dejará mentir) y un buen armador de juego. En el físico recuerda a Kaká, pero no tuvo su explosividad y, por tanto, su presencia en el área rival. Tanto él como Scolari coinciden en que Ricardo será mejor en Madrid de lo que fue en Milán, lo que asegura grandes tardes en el Bernabéu y fuera de él. Tanta coincidencia no puede ser casual.

Sobre Raí recordó Eduardo Casado en su página web que fue padre a los 17 años y abuelo a los 33. Y que su padre, un loco de la sabiduría griega, bautizó a tres de sus hijos con los nombres de Sófocles, Sóstenes y Sócrates (sí, el del Mundial'82). Raí nació después y caviló llamarle Jenofonte. Afortunadamente, la mamá se negó y consiguió ponerle Raí, de Raimundo, el nombre de su marido, el amigo de los grandes clásicos. Debe ser esa una familia interesante.