Hoy que estamos de riguroso e impecable estreno conviene mirar hacia atrás para saber de dónde venimos y hacia dónde vamos. El Madrid no sería lo que es ni tendría la trascendencia universal que posee si no fuera por gente como Pirri, Velázquez, Amancio, Zoco, De Felipe y Grosso, esos ye-yés que en su día salieron al rescate (no era fácil seguir en la cumbre sin el maestro Di Stéfano) cuando no había ni dinero ni créditos bancarios que permitieran competir con los otros grandes de Europa. Pero esos chavales tenían el ADN madridista grabado a fuego en su corazón, lo que daba al equipo del Chato (Miguel Muñoz) una plusvalía de compromiso que lo llevó hasta lo más alto. Pirri sabe de esto como si él hubiera inventado el Trivial Pursuit del Madrid. Él fue el primero que avisó de la calidad que tenía Etoo y fue el descubridor de ese multiusos llamado Makelele.

El ceutí apenas coincidió dos meses en el despacho con Florentino (Fase I), pero bastaron para que el presidente conociese a un hombre analítico, astuto y perfecto conocedor del mercado. Su informe sigue siendo la Biblia y debería ser asignatura obligatoria para todos aquellos que quieran dedicarse a este negocio. Pirri nunca ha sacado pecho y sólo irrumpe en escena, como ahora, para dar una palabra de ánimo a esta excitante era que arranca esta noche en el Bernabéu. Y pensar que hace tres años hubiera sido por 200 votos el hombre fuerte del Madrid...