Hola, don Pepito, hola, don José...

Hola, don Pepito, hola, don José...

Ya tardaba José Mourinho en abrir la boca para referirse a la marcha de Zlatan Ibrahimovic. Aunque hay quien dice que el portugués se sintió aliviado cuando el presidente del Inter le comunicó el acuerdo para traspasarlo al Barça, una lectura atenta de sus declaraciones desde Pekín para Il Corriere dello Sport pone en evidencia que algo distinto se cuece en su interior. Más allá de que ya se esté lamentando de que en enero se quedará sin Samuel Etoo por su marcha a la Copa de África, asunto por el que ya debería lamentarse del cambio por Ibrahimovic, Mourinho intenta ser políticamente correcto, pero no le sale.

Tras pedir que nadie olvide a un jugador de la importancia de Ibra, el técnico niega que "esté triste" por el cambio de delantero (para entender lo que no quiere decir, véase La negación, de Sigmund Freud), y para subrayar su aseveración se atribuye la representación de casi toda la masa de aficionados interistas, de quienes, al parecer, conoce uno por uno sus más íntimas convicciones. Don José, con lo bien que se le ve calladito, luciendo moreno estival, y ha tenido que salir otra vez a dar la nota...