Bolt es un extraterrestre

Bolt es un extraterrestre

El mundo se detiene para presenciar tan sólo 9.58 segundos de carrera. Lo que dura un profundo suspiro. Menos mal que Bolt ha puesto de moda hacer toda clase de gestos antes de la salida. Hasta los ha enriquecido desde Pekín. Durante cuatro minutos asistimos a un ritual de muecas y aspavientos por parte de casi todos los atletas. Acostumbrados a ver sus rostros severos, serios y solemnes para ayudar a la concentración, las tonterías que hacen ahora han convertido los prolegómenos de la carrera en un espectáculo. Así la carrera se nos hace más larga. Porque una vez que arranca Bolt no da tiempo ni a pestañear. Y cada vez menos. Hacer 9.58 es una barbaridad. Se ha situado a ocho centésimas de la carrera perfecta.

Pues ya dudo de que 9.50 sea el límite de la carrera perfecta. Porque aún tiene un margen de 1.1 metros por segundo para correr con el viento a favor, y de 46 milésimas para mejorar el tiempo de reacción en la salida sin que se le declare nula, y hasta evitar la tentación de ralentizar su carrera antes del final, que ayer me dio la impresión de que sí la tuvo. Bolt asombra en cada carrera y lo que ha hecho es poner más distancia entre él y la humanidad. Hay una frontera natural en los 100 metros, que son los 10 segundos. Sólo atletas de 17 países la han superado. Pues mientras el resto casi ni se plantea conseguirlo jamás, Bolt ya cabalga hacia los nueve segundos y medio. Es una brecha que le convierte en extraterrestre.