Usain Bolt cumple hoy 23 años. Su margen de mejora es, por tanto, enorme. Con eso trato de responder a la pregunta del millón: ¿Podrá bajar ahora de 19 segundos? Pues sí, pese a que Bolt corrió ayer de verdad, en serio, sin hacer la más mínima concesión al cronómetro. Sólo desvió la cabeza hacia un lado cuando cruzaba la meta, para mirar de reojo en cuánto había dejado el récord. Se fue a por él desde la salida, pero aún se dejó unas centésimas porque la suave brisa no sopló a su favor (-0,3 metros por segundo) sino todo lo contrario. Si con 23 años y sin el viento a favor recortó el récord en 11 centésimas, ¿qué son 19 cuando corra en su plenitud física y técnica bajo unas condiciones favorables? La distancia de Bolt son, además, los 200 metros.

Viene al caso recordar que los inicios de Bolt fueron sobre los 200 metros: campeón mundial júnior y juvenil, olímpico en Atenas 04, donde fue eliminado en la primera carrera, e incluso en los Mundiales de Helsinki 05 y Osaka 07 sólo corrió los 200 metros. En Helsinki fue último en la final y atletas que han corrido en Berlín pueden presumir de haberle ganado, casos de Spearmon, Buckland y Unger. En Osaka sólo cedió ante Gay. Ahora no se concibe que Bolt pueda ser derrotado. A sus rivales no les vale de nada hacer sus mejores carreras. Ayer, Edward batió el récord centroamericano, Spearmon y Crawford corrieron como nunca este año, y Mullings, como en su vida. El problema es que Bolt corre en otra galaxia.