Alguien debe pedir perdón a esa gente

Lo ocurrido ayer en la terminal de llegadas del aeropuerto de Zúrich debe hacer reflexionar al club. Que medio millar de madridistas, muchos de ellos niños ataviados con la camiseta blanca de sus amores, se quedaran compuestos y sin poder ver de cerca a sus héroes, es más que reprochable. Butragueño, al frente de la expedición, me explicaba que la policía suiza no se hacía responsable de la seguridad y que los ochenta metros hasta el autobús eran un riesgo excesivo al no poder poner vallas de separación. Para empezar, esa gente adora tanto a los Casillas, Cristiano o Kaká que jamás haría daño físico a sus ídolos. Segundo: el club debió prever con tiempo esta situación antes de viajar a Zúrich. Tercero: un hijo de emigrantes no puede volver a casa frustrado con una foto de Raúl o Benzema con la cara pegada al frío cristal de un autobús.

Florentino, con buen criterio, cambió en 2002 la costumbre de los primeros Galácticos de salir de los aeropuertos en jardineras que les aislaban de esa afición que da sentido a esta bendita locura. Si bunkerizan al equipo, acabarán por enfriar la pasión que existe por estos cracks. El Madrid no debe repetir jamás lo de ayer. Con los sentimientos no se juega...