Mucho Valverde

Mucho Valverde

La grandeza del ciclismo radica en la cantidad de valores que parece reunir. Hablamos de ciclistas valientes, colosos o astutos, y en la orilla contraria decimos que otros son conservadores, chuparruedas o timoratos. Nos olvidamos, demasiadas veces, de que el ciclismo es, en primera y última instancia, una cuestión de fuerzas y sin ellas no hay valientes ni colosos ni astutos; simple y llanamente, hay supervivientes.

Samuel Sánchez fue buena prueba, ayer mismo, de la voluntad que no se ve acompañada de las fuerzas, de la intención sin energía y de la fe sin piernas. Afrontó la exigencia propia y ajena de aprovechar su última oportunidad y, sobreponiéndose a la lluvia y al cansancio extremo, atacó en Navacerrada. Demarró, quiero decir. Se fugó tres metros, para ser exactos. Obedeció, en definitiva, el protocolo de los valientes, y eso es un mérito enorme, aunque no pudiera pasar de la primera página. Valverde, de inmediato, le tomó rueda. Y también lo hizo Szmyd, el gregario de Basso y los otros que allí resistían.

Samuel probó de nuevo y el resultado fue el mismo. De modo que optó por agotar sus opciones en el descenso, como todos pensamos que haría. Pero hasta para bajar a tumba abierta se precisa de un cuerpo fresco y una mente despejada. Y nadie los tiene ya. Valverde descendió vigilante, reconociendo a su adversario, primero, y sentenciando la carrera, después. Sólo cuando Samuel desistió fueron llegando otros ciclistas, la crema de la Vuelta, los únicos que soportarían un día más.

Entre ellos no se encontraba Robert Gesink, hasta ayer segundo clasificado a 32 segundos. La caída que sufrió camino de Talavera le crujió ayer en las primeras rampas de La Morcuera. Arrastrado por su equipo, en una estampa conmovedora que repiten pocos deportes, el chico volvió al pelotón en el descenso. Pero Navacerrada fue demasiado. En meta perdió 4:44 y pasa a ocupar el sexto puesto de la general. Si la vida le debía una ronda tras su fractura en el Tour, ahora le debe dos. Tiene tiempo para cobrar.

Los más fuertes se jugaron el triunfo de etapa y venció Juanjo Cobo, al que por algo apodan El Jabalí. Tras él llegó Valverde, que sumó 12 segundos de bonificación, a los que añadió los cuatro que logró en un sprint intermedio.

El triunfo de Cobo, el segundo de un español en la Vuelta, reconoce a un excelente competidor, pero temo que envalentone a un equipo que no corre por invitación de la Vuelta, sino por imperativo del TAS. Antes que hablar de injusticia y maltrato, confío en que el Fuji (ex Saunier) tenga la delicadeza de pedir disculpas por lo de antes y de dar gracias por lo de ahora. Esperaré sentado, no obstante.

Cobo logró la primera del Fuji

Juanjo Cobo consiguió la primera victoria para el Fuji en una gran vuelta: "Lo intenté en la subida de Navacerrada y no pude escaparme. Pero en el descenso sabía que contaba con la ventaja de que los demás se estaban jugando la carrera y a mí no me iban a hacer caso si cogía ventaja".