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Tomás Guasch

La alegría periquita ya llegó

Actualizado a

Iba a llegar, la cuestión era cuando. La alegría para el españolismo, digo. Y sucedió en un momento importante: después de dos derrotas y de no haber marcado. Otro KO equivalía a dudas; ya no. Llegó la alegría en Riazor marcando tres goles y pasando apurillos al final, señal de que todavía no están las piernas de los de Pochettino como las de los demás. Consecuencias de aquella pretemporada tan especial... Gran partido de Callejón, que pide a gritos la titularidad. Y de Verdú, que volvió a Riazor confirmando que es muy bueno.

Fue justo el triunfo catalán ante un Depor que fue casi siempre a remolque en el marcador y al que revitalizaron los cambios de Lotina. Le faltó continuidad en el trabajo de creación, echó de menos a Verdú, que le daba aire y calidad cuando lo necesitaba. Fue de menos a más el equipo deportivista, todo lo contrario de lo que le sucedió a su rival. No estuvo nunca claro de ideas, seguramente sorprendido por un Espanyol más vigoroso, sin duda que por la juventud y pujanza de Callejón, de Ben Sahar, que dejó cosas, del mismo Coro. Y del apoyo siempre lúcido de Luis García y un buen manejo defensivo. El pase del partido lo dio Valerón que representó lo que fue el Depor: chispazos.