Prohibido el amarillo

Prohibido el amarillo

A la izquierda, con sierra eléctrica, un cañón en cada pierna y el prestigio disparado, Luis Fabiano, un futbolista extrañamente poco mediático por el que el Milán ofreció este verano cuatro millones de euros menos que por Huntelaar. Sencillamente inexplicable. Lo último de Luisfa es su trofeo de máximo goleador de la Confederaciones, dos goles a Argentina en Rosario, casita de Messi, semicementerio de Maradona, y un principio de temporada arrollador con el Sevilla. Habría que insinuarle a Galliani que si en Brasil le bautizaron O Fabuloso no podía valer menos que el Cazador.

Ala derecha, Iker Casillas, que es casi un héroe de guerra ya, con otro trofeo en la mano. Lo para todo o casi todo. Lo ha ganado todo o casi todo. El casi, claro, es el Mundial, ese en el que sueña y se ve en el centro del mundo el día de la final. Delante de Brasil, de la sierra de Luis Fabiano. Ningún día mejor que ese para prohibirle que se vista de amarillo.