Sin Emana, mucho más desequilibrio

Sin Emana, mucho más desequilibrio

En la situación actual del Betis, los escasos efectivos de calidad que aún conserva en el plantel valen su peso en oro. Día a día se agranda el desequilibrio entre los chispazos de brillantez que emiten ciertas unidades del ataque, y el ritmo de juego de media y defensas. Cuando desaparece de la alineación alguien como Emana, este desequilibrio se agudiza: negativamente, por supuesto.

Para los que no estuvieron en Vallecas, por ejemplo, debe resultar bastante difícil de comprender las sensaciones que transmitía Emana, que troceaba las líneas vallekanas como un búfalo en estampida. Su sustitución liberó a los centrales rayistas. Privada de la dinamita del asombroso poderío del camerunés, la medular del Betis se mueve a paso de carreta, con numerosos fallos en la entrega, sin capacidad para sorprender y con poca respuesta en la vuelta atrás, en las ayudas en los repliegues; sobre todo, en lo que Aragonés denomina 'pasillos de seguridad'. Resultado final: tres puntos en tres partidos. Vale igual que una victoria y dos derrotas. Que la gente se tiente la ropa y mire esos pasillos desguarnecidos, antes de hablar de vender a Emana