Sir Alex le ganó y le invitó a vino

Sir Alex le ganó y le invitó a vino

El Wigan es ese tipo de club familiar que destila buen rollo hasta en su arquitectura. Por ejemplo: se puede ir del restaurante semi-italiano con el que cuenta el estadio a la recepción pasando por la sala del entrenador, la misma en la que Roberto Martínez ha compartido confidencias y vino con Alex Ferguson, el técnico del Manchester, por ejemplo. Un Sir Alex que viaja con trampa, por cierto: tras batir con claridad (0-5) al Wigan, no dudó en beberse una botella de buen vino con Roberto. Le dijo al español que estaba orgulloso del planteamiento de su rival y que así es como debía jugarse al fútbol, nada de encerrarse atrás. Roberto no sabía, pero se imaginaba, que es lo mismo que les dice a los entrenadores noveles y atrevidos, justo el estilo que le va bien al Manchester.

Pero a lo que íbamos: en el estadio de los Latics todo esta nuevecito, cuidado, pero la sala del entrenador es bastante pequeña, tiene un sofá y unos sillones, nada más. El banquillo cuenta con sillas de plástico pero parece que pronto se cambiarán porque, según el presidente, otro visionario al estilo Fernando Roig, queda fatal por la televisión. Por los pasillos del estadio se pasea Roberto, un entrenador que aprende a marchas forzadas y a partir de pequeños engaños de preparadores que admira; a su lado crece un club familiar, uno de esos que si no existiera se tendría que inventar.

R oberto 'Bob' Martínez se ha reencontrado con el Wigan tras su paso como futbolista (jugó allí durante seis temporadas, del 95 al 2001) y ambos se han cogido de la mano para alcanzar cotas nuevas e insospechadas cuando, y de eso no hace tanto en realidad, el club se encontraba en la cuarta división de Inglaterra y Roberto soñaba con formar parte del equipo titular del Zaragoza.