Forlán lleva sin estar bien desde que comenzó la temporada. Ni un atisbo del jugador que fue la pasada campaña. Quienes le conocen bien aseguran que su falta de goles le tiene totalmente absorbida la cabeza. Como todo delantero es egoísta por naturaleza y si no marca no se encuentra feliz. Ante el APOEL dispuso de un par de oportunidades claras para marcar y no las materializó. Hace unos meses esos remates hubieran supuesto puntos para el Atlético. Pero el uruguayo se fue de Nicosia con otro partido más sin hacer un gol y el problema para él se agiganta.

Hay veces que los centrocampistas del Atlético tienen la pelota en la banda y no hay ningún delantero a quien centrar. Agüero está solo contra el mundo, mientras Forlán intenta jugar en la medular. Quique le cambió a falta de tres minutos y el uruguayo se marchó del campo andando con su particular depresión a cuestas. Hasta que no haga un par de tantos en un partido y se sienta igual de protagonista que antes, no habrá acabado con sus angustias y sus preocupaciones. Entretanto, el Atlético tendrá que seguir fiándose únicamente de la calidad y la categoría de Agüero.