Alguno aún desafina en la orquesta

Alguno aún desafina en la orquesta

Jaime Lissavetzky ha dedicado muchas horas a la lucha antidopaje. Bajo su mandato se ha aprobado una ley específica y se han ejecutado operaciones como la Puerto y la Grial. Eso es muchísimo más de lo que hicieron sus antecesores y así hay que reconocérselo. Ahora bien, se miró durante tanto tiempo a otro lado, se esperó a que escamparan las tormentas sin pensar que esos rayos también caían sobre nuestros tejados, que esa labor del CSD resulta todavía insuficiente.

Lissavetzky no tenía ayer la intención de hacer del dopaje el asunto principal de su ponencia, pero las intervenciones de Antonio Alix y Alfredo Relaño convirtieron este asunto en el punto álgido de la mañana, con los argumentos de que "fuera de España seguimos teniendo mala imagen" y "en nuestro deporte no ha habido un cambio de mentalidad". Ejemplos: Odriozola defendió ante la IAAF y el TAS el positivo de Onyia, la actuación contra Walter Virú nació de una petición de Francia por el caso de Julie Coulaud, la RFEC ha convocado a Rubén Plaza (implicado en la OP) en dos Mundiales... Los que estamos en contacto con periodistas extranjeros sabemos que por ahí nos siguen viendo con desconfianza. Lissavetzky es el director de una orquesta en la que alguno aún no se ha aprendido la partitura y cada vez desafina más.