Con Llull regresó la alegría

Desde el pasado 12 de diciembre, el Madrid de mi admirado Messina estaba metido en un túnel de difícil salida. Ese día sufrió Sergio Llull un aparatoso esguince de tobillo, que le apartó de la pomada más de cuatro semanas. El mesecito sin la alegría de la huerta ha sido un suplicio. Sin sus explosivas apariciones, sus descaradas penetraciones en el uno contra uno, sus vuelos sin motor y su defensa fanática para recuperar la pelota, el en principio deslumbrante proyecto de Messina se vulgarizó hasta rozar el esperpento ante el Barça en Vistalegre. Hubo que fichar a Jaric (magnífica contratación, eso sí) y esperar a que volviese Llull. Un jugador diferente.

En Milán, con el festero Ronaldinho comiendo pipas en las gradas del Mediolanumforum, Llull regresó a tiempo para apuntalar ese liderato de grupo que marca la jerarquía en Europa. Quedar por delante del Panathinaikos, actual campeón, no es moco de pavo. Obradovic ha perdido su primera batalla ante Messina. Volvamos a nuestro chico de moda. El muñeco diabólico jugó sólo 11 minutos, tiempo en el firmó tres triples y metió 11 puntos. Si juega todo el partido, mete 40. Llull, tú eres el MVP.