El triunfo del fútbol alegre

El triunfo del fútbol alegre

Los dos equipos están hartos de verse, y creo que algo de eso se notó en la primera parte de este reiterado Barça-Sevilla de estos días. Pero en el segundo tiempo del partido de anoche en el Camp Nou, el Barça decidió olvidarse del Sevilla y empezó a jugar utilizando los adjetivos que han convertido en delirio la afición de verle jugar. Fue no sólo el fútbol alegre, marcado desde la propia media volante por Busquets, Xavi o Iniesta, sino que fue el fútbol soñado por Messi, o por Henry, animado por un entrenador que siempre soñó con estar en un equipo que cumpliera así la obligación de divertirse siendo eficaz. Así borró del campo al club que tanto le desgració en las últimas dos semanas, y lo hizo el mismo día que otro de sus contrincantes célebres, el Athletic de Bilbao, rompía diez años de maleficio en San Mamés frente al Real Madrid.

Serían ilusos los que crean que la Liga empieza a decidirse ya, pero los resultados animan al Barça a soñar con un puesto que sólo se consolidaría si este fútbol alegre y soñador sigue apretando el acelerador que ayer usó en la segunda parte del partido ante el Sevilla. Los goles de Messi (el primero de ellos, su número 100 desde que juega aquí) significan la coronación de un tipo de juego, y el de Pedrito es una especie de homenaje a su sentido de la oportunidad, alimentada por un Xavi que juega como los dioses. Hay aquí una conjunción astral que Palop esta vez no consiguió opacar. Y se enfadó, se fue triste por culpa del fútbol alegre.