Faltaba abrir el melón del Dakar

Faltaba abrir el melón del Dakar

Si Lineker un día dijo que el fútbol es un deporte inventado por los ingleses y en el que siempre gana Alemania, alguien tendría que decir aquí: "Los franceses inventaron competiciones para disfrute de los españoles". A saber: inventaron la Copa de Europa de fútbol para gloria del Madrid, Roland Garros para gloria del tenis español (Nadal, Ferrero, Costa, Moyá y Bruguera suman nueve triunfos en los últimos 17 años), el Tour para gloria de nuestro ciclismo (diez victorias en los últimos 25 años con Contador, Sastre, Pereiro, Indurain y Delgado) y resulta que ahora hasta el Dakar lo ganamos también en coches. Tras hacerlo en motos Coma en 2009 y 2006, y Roma en 2004, también ha llegado la hora de Carlos Sainz. Era cuestión de tiempo.

Éste era uno de los melones que nos faltaba por abrir. Cayeron la F-1 con Alonso y las 24 Horas de Le Mans con Gené. Y si no han caído todavía las 500 Millas de Indianápolis será porque nuestros pilotos punteros no se lo han propuesto, que en cuanto uno lo haga, las mejores escuderías se pondrán a su disposición, como lo han hecho Ferrari con Alonso, Peugeot con Gené y Volkswagen con Sainz, donde ha tenido como compañero de equipo y rival a un príncipe qatarí cuyo capricho es el deporte de competición. Tras quedarse a las puertas de la medalla en los Juegos de Atenas en la competición de tiro, se empeñó en ganar el Dakar y Volkswagen le dio un coche. Menos mal. Gracias a ello Sainz mantuvo la emoción hasta el final. Si no, hubiera sido un paseo.