Los pitos en casa son perjudiciales

Los pitos en casa son perjudiciales

Pellerano apunta un dato muy interesante. El Almería juega más a gusto fuera del estadio Mediterráneo que ante sus propios aficionados. En casa, el equipo entrenado por Juan Manuel Lillo siente el run run de ese sector de aficionados que empieza a esbozar su disconformidad en forma de silbidos como desaprobación por el juego del equipo. Si yo fuera futbolista, no me gustaría salir vestido de corto sabiendo que me van a pitar. Entiendo a Pellerano y comprendo a los aficionados. Pero esta es la ley del fútbol. En todos los campos sucede lo mismo. Y los hay mucho peores que el del Almería, un lugar donde también saben reconocer los buenos oficios de su equipos a base de aplausos, olas y elogios para con sus profesionales cuando se lo merecen.

De todas formas, la asignatura pendiente del presidente del club, Alfonso García, ha sido el respaldo social. El Almería es el equipo que tiene menos abonados de Primera División. Poco más de 9.000. Eso sí, buenísimos. Pero podrían ser más. Muchas veces reclamamos a las aficiones que apoyen siempre, que den la talla en los momentos malos y que aplaudan hasta las peores actuaciones del equipo de sus amores. Tienen derecho a protestar, a expresar su sentimiento. Pero cuando jugadores como Pellerano confiesan que se sienten más seguros y menos cuestionados lejos de su propia casa... mal asunto. El Mediterráneo tiene que ser un fortín y no un engorro. Y a ver si se cuelga alguna vez el cartel de 'no hay billetes'. ¿Cuestión de precios? Habrá que analizarlo.