No se tiene que repetir lo del Betis

No se tiene que repetir lo del Betis

No voy a recurrir al rollazo ese de que el Almería se juega el domingo su primera final. A la gente le aburre, a los jugadores les mete presión y a los entrenadores les mosquea cantidad. Pero hemos llegado a un punto en el que cada punto que se gane o se pierda posee un valor incalculable. En un balance global todo suma, todo resta, todo pasa y todo queda. Y recurro al ejemplo de siempre: el Betis descendió a Segunda División por... ¡un gol de diferencia! con respecto al Getafe. Y fue cuando se acordaron de errores tan estúpidos como un gol en el minuto 93 del Numancia que supuso un 3-3 y dos puntos menos. Por no hablar de la penosa manera en la que se dejaron remontar un 0-3 en Mallorca en menos de un cuarto de hora. Me salen cuatro puntos...

El Almería tiene una ventaja; que su entrenador no es Paco Chaparro (ese desastre que destrozó al equipo verdiblanco). Lillo, supongo, sabe administrar este tipo de situaciones donde un gol o un marcador a favor no se pueden ir al garete o, por el contrario, una desventaja se debe remontar. En este sentido conviene apelar al sentimiento. La afición del Almería es buena... pero no llena el estadio. Alfonso García, presidente de la entidad, debe valorar si las entradas o los abonos son caros o si es que en el fondo, el fútbol no enamora en esta parte de España. Pero el Almería está en Primera. Y eso debe ser cuidado si no queremos que pasen otros 25 años para que se repita esta situación de privilegio que disfruta esta provincia y que no parece valorarse.