Viví la maravillosa noche de la vuelta del partido del Celtic en el Calderón que nos dio paso a la final de Bruselas. Se convirtió en un acto de desagravio para los rojiblancos tras la actuación de Babacan en la ida en Glasgow, con tres colchoneros atléticos expulsados y un heroico empate a cero. Se le convirtió en el enemigo público número uno y ahora, con la perspectiva del tiempo, la realidad es que los de Juan Carlos Lorenzo, en especial Panadero Díaz, se cebaron con el habilidoso extremo derecho Johnstone y en algunos casos se ganaron a pulso la tarjeta roja que vieron.

No fue un actuación tan parcial como se habló en aquellos tiempos y lo más bonito es que vi por primera y única vez en mi vida hasta seguidores madridistas que acudieron al feudo atlético a apoyar a sus vecinos. Ha sido una leyenda urbana que se ha ido agrandando de padres a hijos. Peores faenas he visto contra los colchoneros, incluida alguna final de Copa. Babacan puede estar tranquilo. Nadie le recuerda en el Calderón.