Equipo roto, salvación utópica

Equipo roto, salvación utópica

El Valladolid se hunde un poco más y huele a Segunda a más de dos meses para que acabe la Liga. Es así de duro y realista. Algunos dirán que queda tiempo (13 jornadas, 39 puntos), que equipos con situaciones más comprometidas salieron adelante en otras temporadas, pero la derrota en San Mamés confirmó, aún más, que el conjunto pucelano está absolutamente bloqueado, con encefalograma casi plano. Es muy inocente en defensa, muy previsible en el centro del campo e ineficiente en ataque. Onésimo ha inculcado al equipo la idea de tener más posesión de balón, pero ésta es improductiva. De nada sirve tener la pelota si no se crean ocasiones de gol. Ayer, el Valladolid tuvo más porcentaje de posesión, pero ¿para qué?, para la estadística; el Athletic y Toquero, sin demasiados alardes, sólo necesitaron 10 minutos para hincar el cuchillo en la mantequilla que es la defensa pucelana. Dos goles, faena de aliño y a dejar pasar el tiempo, sin muchos agobios.

El efecto revulsivo que intentó ser la llegada de Onésimo se ha desvanecido. Cinco partidos, dos puntos, tres goles a favor y 10 en contra. No es un problema suyo, bastante 'marrón' le dieron, y tampoco era de Mendilibar, como se está comprobando con el tiempo. La plantilla es muy limitada técnica y físicamente, no tiene soluciones, ni carácter, ni compromiso y se están dejando ir penosamente. La salvación para el Valladolid cada vez parece más una triste utopía. Y el domingo próximo llega a Zorrilla la apisonadora madridista.