Cualquier psicólogo lo afirmaría: "La felicidad está en la aceptación". Es decir, en la capacidad del ser humano de aceptarse a sí mismo como es y a su situación tanto personal como profesional. Para ello resulta necesario "estar en el ahora" e intentar vivirlo sin dolor. Seguramente Rafael van der Vaart pensase a principios de esta temporada que era injusto que, con su estatus de futbolista internacional y su grandes cualidades técnicas, tuviera que mirar de lejos el once titular del Madrid. Hubiera podido rechazar esta realidad y montar el pollo como lo han hecho tantos jugadores despreciados. A veces con razón.

Pero por cuestiones de índole familiar y por esa inteligencia que ha dejado entrever, el holandés ha sabido alejarse de la llamada del ego. Ese mismo que los deportistas tienen engrandecido, por culpa de la abundancia de fama y dinero. No ha actuado como fichaje del 'antiguo régimen' sino como miembro de un proyecto en el cual todos son del Real Madrid. Y por ello le están saliendo las cosas mucho mejor de lo que suponíamos.