Damos por dogma que el Barcelona es superior al Madrid. Lo ha demostrado en la Supercopa, en la Liga, en la Copa y ahora también en la Euroliga. Lo ha demostrado en los enfrentamientos directos y también ante los rivales comunes en las competiciones que ambos disputan. Dicho esto, no cabe discutir si el Madrid aún tiene posibilidades de superar el playoff. Ninguna. Pero ahora que me expliquen cómo el Madrid llegó vivo a los últimos minutos de un partido en el que se vio pletóricos a los jugadores del Barcelona y discretitos a los del Madrid. No hay más que fijarse en las valoraciones de cada uno, esas que suman los aciertos y restan los errores. Pues los jugadores del Barcelona sumaron 88 de valoración y los del Madrid, 49.

Es una diferencia tremenda, que sin embargo no refleja el 68-61 del marcador. Con 57-60, no llega a ser por los dos triples de Mickeal, más una canasta tras rebote de fortuna, y el Barcelona no se despega. En esa fase decisiva no llega a hacer pasos Llull ni Reyes falta en ataque y vaya usted a saber qué hubiera pasado. Es decir, que si uno jugando tan bien y el otro tan mal, el resultado estuvo apretado de verdad, ya me dirán qué puede pasar como el Madrid espabile. Messina ya tiene la táctica, inventada para que los equipos inferiores puedan ganar a los superiores: faltas continuas y juego a pocos puntos. Ahora sólo falta que sus jugadores muestren acierto en el ataque. Entonces lo mismo nos ponemos a cuestionar los dogmas.