Ganó el Barcelona y entraba dentro de las previsiones. Tiene mejores individualidades y punto. Pascual es, además, un entrenador que no estropea el equipo con las rotaciones. En el Madrid, por tanto, no tiene que abrirse ninguna crisis por la eliminación en la Euroliga. Perdida la Copa y sin Final Four, aún queda la Liga. Difícil, pero la competitividad mostrada en este playoff ante un grandísimo rival le concede algún crédito. Queda la Liga pero, sobre todo, una temporada más. Messina es un ganador nato y no va a dejar la cosa así. Por primera vez en los últimos cinco años no estará en una Final Four. Un palo para su orgullo. Pero hay que ser justos. Firmó contrato el 19 de junio y confeccionó la mejor plantilla que se podía a partir de esa fecha.

Vinieron ocho jugadores nuevos, luego dos más. Messina sólo había trabajado anteriormente con Garbajosa y Jaric. En eso Pascual llevaba ventaja. Media plantilla conocía sus sistemas con los ojos cerrados; Ricky Rubio le llegó como un regalo al no querer ir al Madrid. El Barcelona tiene la plantilla cerrada; la del Madrid está por mejorarse. No es cuestión sólo de dinero. Lo dijo Messina en su presentación: "Hay quienes gastan mucho y no llegan donde quieren. Elegir bien para hacer un equipo es tan importante como el dinero". Pues hubo elecciones buenas y no tan buenas. Ahora hay tiempo para mejorarlas. Messina no partirá de cero y podrá cumplir su promesa: "El Madrid tiene que estar en una Final Four". El reto sigue en pie.