La Liga ACB ha tocado fondo

La Liga ACB ha tocado fondo

Salían los jugadores y ninguno tenía el cuchillo entre los dientes, ninguno escupía por el colmillo. No había tensión en las miradas; tampoco presión en el ambiente. Era todo un Barcelona-Madrid de Liga en el Palau, primero contra segundo a falta de seis jornadas, pero nada había en juego. Y eso que si ganaba el Madrid se ponía a dos victorias del Barcelona, que podría ser una si prospera el justísimo recurso del Manresa, a quien le empató el Barcelona fuera de tiempo. Pero la ACB quiere una Liga regular descafeinada y ahí la tiene. Una semana entera hablando del clásico del fútbol, y el de baloncesto, jugado cuatro horas antes, como si no existiera. Después los clubes se quejan de la escasa audiencia en televisión y de la falta de patrocinadores.

El partido tuvo incluso fases de burla. ¿Se puede concebir todo un Barcelona-Madrid poniendo Messina juntos a un Bullock en penosa regresión, a un Vidal que es una sombra y al peor Lavrinovic del año? ¿O que Pascual mantenga a un Grimau que lástima daba verle atacar? ¿Se puede concebir todo un Barcelona-Madrid con momentos de juego esperpénticos? ¿Se puede concebir todo un Barcelona-Madrid que no deje la menor ilusión en el madridismo por haber perdido sólo por 5 puntos tras el 14-28 del último cuarto? Todo es un sueño; al despertar uno comprueba que no ha valido para nada. Pues ese es el baloncesto ACB, un baloncesto que mantienen vivo dos clubes de fútbol para que luego sus secciones de baloncesto jueguen una pachanga.