El destino es travieso y juguetón. Ni aposta hubiéramos imaginado que el madridismo entero iba a vestirse esta noche de nerazzurro para dar su aliento al Inter, ese admirado enemigo de las remontadas mágicas de los 80 (siempre les zurrábamos, de ahí el afecto que les tenemos). Hay muchas razones para ser interista en este doble combate que mantendrán los italianos con el Barça-Bus. Para empezar, Mourinho afronta un casting en toda regla en su afán, cada vez más indisimulado, de fichar la próxima temporada por el Madrid. Comprendo a Mou y su buen gusto. Su agente, el prestigioso Jorge Mendes, es el mismo de Cristiano y de Pepe, y los tres le han contado privadamente las maravillas de esta ciudad, del Bernabéu, de Valdebebas y de este club tan singular que sigue siendo el faro del mundo entero pese a los títulos del Pep Team.

Si Mourinho quiere ver cumplido su sueño, debe eliminar al Barça sí o sí. Luego, ya veríamos... Pero hay más factores morbosos para que los madridistas nos pongamos esta noche la bufanda que más repelús le da a Berlusconi. En San Siro veremos a Etoo, que siempre fue blanco de corazón aunque no le dejasen sembrar sus goles en el césped del Bernabéu. Tampoco olvidamos a Sneijder, que nos deslumbró en su primer curso en Madrid con sus tiros libres pero que se vino abajo por las lesiones y los kilos de más. Hoy hasta confío en el rudimentario Samuel (¡frena a Messi, Walter!) y el dinámico Cambiasso. Repitan conmigo a coro: "¡Forza Inter!".