No creo en las gentes del ciclismo. No me creo que ellos puedan ser quienes limpien el ciclismo. Eso ya lo dijo hace años Echávarri, quien fuera director de Indurain en sus cinco años gloriosos. Lo diría por algo y a él sí le creo, porque cada vez que salta un escándalo de dopaje acaban apareciendo protagonistas de la época más tenebrosa del ciclismo. Ahora el nombre de Álvaro Pino está en entredicho. Pino fue corredor y después director, primero del Kelme por más señas, después del Phonak, donde dieron positivo en una sola temporada Camenzind, Hamilton y Santi Pérez, y ahora lo es del Xacobeo, un controvertido equipo del que fue médico el colombiano Alberto Beltrán, implicado en varios casos de dopaje.

A la vista está que el expediente de Pino es, como poco, comprometedor. Y ahora el doctor Juan Manuel Rodríguez le deja en evidencia. José Ramón Lete, secretario general de Deportes de la Xunta, me confesó hace unos meses que retiraría el patrocinio del equipo si tuviera evidencias de que había dopaje en el equipo. Conocía que algunos corredores alcanzaban unos valores al límite del positivo, pero no llegaban a darlo. Ahora tiene materia donde investigar. O al menos de conocer la verdad, porque la Fundación Ciclismo Galego, dependiente de la Xunta, amenaza incluso con demandar al doctor Rodríguez por sus declaraciones. Muy segura tiene que estar de que miente. De lo contrario quedaría en evidencia.